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Según los resultados del mapa nutricional publicados en marzo del año pasado por el Ministerio de Desarrollo Social, en conjunto con la Junta Nacional de Auxilio Escolar y Becas (Junaeb), la población de niños de prekinder, kínder, primero básico, quinto básico y primero medio –que fueron los niveles que se midieron–, presenta sobrepeso en 29% y obesidad en 23%. El grupo etario que presentó la mayor prevalencia de estas condiciones, fueron los estudiantes de quinto básico, con 60% y los alumnos de kínder con 51,3%.

Esos datos fueron presentados justo cuando comenzó el confinamiento y el telestudio. Hoy no se han entregado nuevas mediciones, pero muchos expertos creen que la incidencia de estos problemas pudo haber aumentado.

Coincidente con ello, en un artículo publicado en la revista Obesity Society y replicado por la Sociedad Chilena de Obesidad, científicos de salud pública norteamericanos demostraron su preocupación por las consecuencias a largo plazo que podría tener el aumento de peso en los infantes durante la crisis del Covid-19.

Expertos de muchas naciones han afirmado que los menores experimentan un aumento de peso poco saludable durante los períodos sin ir a clases, porque están más encerrados, pierden sus rutinas, aumentan las horas que pasan frente a las pantallas y en otras actividades sedentarias.

Hoy enfrentamos un nuevo escenario, ya que estamos en la etapa del inicio escalonado de las clases en los colegios. Y ante ello, las autoridades ya han anunciado algunos cambios que buscan promover una mejor alimentación con miras a evitar la mal nutrición. De hecho, en noviembre del 2020 ya se habían comunicado cambios en la comida escolar entregada por Junaeb. En lo concreto, que se iban a incorporar productos del mar, frutas al desayuno y recetas locales. Además, pan, pastas y arroz integrales, de modo de añadir más fibra.

COLACIONES

Y en el caso de las niñas y niños, un elemento muy relevante dentro de su alimentación son las colaciones. La nutrióloga Carmen Rodríguez, explica que éstas ayudan a evitar comer a deshoras y permiten a la vez hacer una pausa durante las clases, lo que no sólo tiene un impacto positivo en la alimentación, sino también en la salud mental de los escolares.

Para definirlas, dice que es necesario tomar en cuenta la edad, el nivel de actividad física y el tiempo entre comidas. Recomienda 1 a 2 colaciones al día –a media mañana o tarde– de 130 a 150 calorías cada una, lo que se puede aumentar hasta 200 calorías para niños de más de 6 años, cuidando de no consumir más de 30 gramos de azúcar al día.

Advierte, además, que es importante incluir distintos grupos de alimentos, en especial los lácteos, ya que lo recomendable es que niñas y niños consuman 3 porciones de lácteos al día. También recomienda incluir una fruta, un huevo cocido, zanahorias picadas, pan con mermelada sin azúcar u otro relleno saludable, junto a cereales, galletas integrales, semillas o frutos secos, los cuales se pueden acompañar con agua, leche o yogurt.

“Lo importante es ofrecer diversidad de opciones e ir alternando, para evitar que se aburran y así facilitar que las consuman”. La experta recalca que una buena nutrición no tiene que ver necesariamente con las calorías, sino con la calidad de los alimentos.

EL PAN

Para abordar el rol que puede tener el pan en las colaciones, recordamos la conversación que tuvimos con Ximena Alegría Peña, directora de la Escuela de Nutrición y Dietética de la Universidad Santo Tomás, sede Antofagasta.

Ella afirma que llevar como colación un sándwich, es más saludable que un snack, por el alto contenido en sodio de estos últimos. ”Pero no hay que olvidar que lo que se pone dentro del pan es de suma importancia. No es lo mismo incluir una cecina con queso, que un jamón con tomate. Indudablemente que la segunda opción es la más recomendable”.

“Las galletas o papas fritas generalmente tienen un alto contenido en grasas saturadas, sodio y azúcares, que no las hacen muy saludables. En este caso, es más recomendable una marraqueta con mermelada”.

Ante la consulta de si la marraqueta es el mejor pan para enviar en las colaciones, la profesional con 25 años de experiencia en el ámbito de la nutrición, recuerda que “en su elaboración sólo se requiere harina, sal y levadura, lo que la hace más saludable. Incluso muchas panaderías se han adherido voluntariamente a disminuir el aporte de sal en ella, lo que es aún mejor. Hay que aprender a utilizar rellenos como palta, huevo molido, lechuga con jamón… esto dará variedad. También hay cuidar el tamaño de esta colación. Un diente de marraqueta es suficiente”.

Respecto a otras colaciones que recomendaría, dice que “hemos visto que paulatinamente ha disminuido el consumo de verduras y frutas, por lo que sería positivo enviarles palitos de apio o de zanahorias. También se pueden usar frutos secos, como almendras, pasas o nueces, que son ricos en aceites de buena calidad”.

En relación a la dificultad de convencer a nuestros niños de llevar colaciones saludables, considerando que en los recreos comparan lo que llevan otros menores, la docente afirma que esto “es un trabajo de toda la comunidad escolar, incluyendo a los kioscos que se encuentran al interior de los colegios, profesores y apoderados. Lo más importante es enseñar a realizar una buena elección de nuestros alimentos (colaciones)”.

Consultada sobre incluir jugos en las colaciones, Ximena Alegría indica que “no todos los jugos son altos en azúcares; además es importante fomentar el consumo de agua. Los jugos se pueden elaborar en casa con aromas y esencias naturales que cumplen con creces la función de hidratar, y también hay que considerar que ciertas frutas contienen un importante aporte de líquido”.

Al terminar la conversación, la experta señala que “mientras más pronto se trabaje con nuestros hijos en el auto cuidado, más seguros estaremos de que sabrán elegir bien sus alimentos. Y como adultos es fundamental que la alimentación sea un tema del grupo familiar. Hay que rescatar el cocinar en casa, integrar a los hijos a esta actividad, porque es entretenido y se afianzan lazos de comunicación y confianza”.

María del Pilar Rodríguez, coordinadora nacional de la carrera de Nutrición y Dietética de la Universidad Santo Tomas, advierte en tanto, que “elegir alimentos saludables desde muy pequeños, es un aprendizaje que debe provenir de los padres y maestros. La recomendación es la elección de alimentos naturales, alternativamente fruta o un sándwich pequeño, un yogurt o frutos secos”.

También opina que optar por un sándwich pequeño, acompañado alternativamente de huevo, palta, jamón o tomate, son elecciones más saludables que un snack envasado. Ante la consulta de qué ventajas tiene una marraqueta con palta, respecto a las galletas o papas fritas, opina que “si bien pueden llegar a tener la misma cantidad de calorías -dependiendo de las porciones-, un sándwich constituye una alternativa más nutritiva que un paquete de galletas dulces, papas fritas o snacks, que frecuentemente adquieren los escolares”.

En relación a lo que es pan, dice que junto a la marraqueta, el pan integral y el pan pita son de elección para el consumo escolar. Igualmente menciona el uso de panes con semillas. Concluye puntualizando que “es necesario a través de talleres de cocina en las escuelas, ir promoviendo el regreso al gusto por la preparación de alimentos en el hogar, con alternativas rápidas, sabrosas y económicas, que permitan encantar a los más pequeños con la comida tradicional. Hay que desarrollar la cultura alimentaria y el gusto por la variedad, los sabores y las mezclas, aspectos que se internalizan desde los primeros años de vida. En casa, la mayor participación de los niños colaborando en realizar preparaciones en familia resulta fundamental, así como el mayor uso de alimentos naturales y un ambiente que favorezca los hábitos saludables”.

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