Pastelería Mozart: Los secretos de un clásico imbatible
- Giselle Palominos
- 5 feb
- 3 Min. de lectura

Fundada en 1967 por Gerhard Kalbhem Behrens, un visionario pastelero alemán, este local ha sabido conquistar el corazón y el paladar de generaciones de chilenos gracias a su repostería y exquisitos helados.
Con 57 años de historia, pastelería Mozart es un legado de tradición, calidad y amor por el arte culinario. Entrar en sus sabores es abrirse paso en un mundo elegante, de aromas y colores irresistibles, pero también es retroceder a un Chile que añoramos, con caras amables y serviciales, que buscan que el cliente viva la experiencia de los chocolates, pasteles, tortas y helados que tanto disfrutábamos cuando niños.
Hablar de sus inicios es evocar a Gerhard Kalbhem Behrens, quien llegó a nuestro país en 1961. Tras desempeñarse como jefe pastelero en otro establecimiento, decidió emprender su propio negocio con la visión de traer la auténtica repostería alemana a Santiago. Con esfuerzo y dedicación fundó Mozart, que comenzó en una pequeña esquina del primer piso de su casa matriz, ubicada en calle Pedro de Valdivia, en Ñuñoa. Hoy el local abarca toda la planta baja y parte de los pisos superiores, testimonio del crecimiento y éxito del negocio.
Desde su fundación, la pastelería ha sido conocida por su compromiso con la calidad, asegurando que las recetas que llegaron desde Alemania se mantengan fieles a su origen. Entre estas destaca la icónica torta Selva Negra, un bizcocho de chocolate con cerezas que se ha convertido en un emblema de la marca.

Hace diez años, Gisela Kalbhen, hija de Gerhard, se incorporó a la administración para continuar con el legado de su padre. Con una visión moderna pero respetuosa de la tradición, ha mantenido y fortalecido los atributos que caracterizan a Mozart.
“La experiencia que entregamos nos da buenos resultados. Al expandirse, se pierde el control de la calidad de los productos”, afirmó hace unos meses a The Clinic, explicando la decisión de no abrir más sucursales, exceptuando el local de Luis Pasteur en Vitacura, inaugurado en 2001 como un salón de té.
A lo largo del tiempo, la marca ha ampliado su oferta para incluir bombones, brazos de reina, empanadas y productos para cócteles. Sin embargo, las tortas clásicas como la mencionada Selva Negra y la torta Mozart siguen siendo el corazón del negocio. Esta última, una elaboración que combina crema chantilly, trufa de chocolate, crocante de almendras, mazapán y pistachos, es una de las favoritas de los clientes.
Evolución al helado
La historia de éxito de Mozart no se limita a la repostería. Con el área de gelatería, liderada por el chef Francisco Rebaza, la empresa ha logrado posicionarse como un referente en helados de alta calidad. Originario de Perú, este profesional llegó a Chile a finales de los años noventa y ha dedicado su carrera a garantizar que este producto sea uno de excelencia.

Con una producción anual de 25.000 kilos y más de 100 sabores, su gelatería se distingue por la innovación y compromiso con la inclusión alimentaria, ofreciendo alternativas sin azúcar, veganas, sin gluten y sin lactosa, destacando el helado de lúcuma sin azúcar y el exclusivo “Reina Sofía”, creaciones de Rebaza. Otros favoritos de sus consumidores son el helado “Mozart” y el de pistacho.
El chef enfatiza en la relevancia de cada etapa del proceso de elaboración, desde el pasteurizado hasta la maduración del helado. “Lo importante es darle una buena calidad de producto al cliente. Nosotros vivimos de ellos, y al ofrecerle un buen servicio, la persona regresa”, asegura.
Rebaza conoce a quienes los prefieren, por eso comenta la sana diferencia que existe entre sus dos locales, ya que sabores que en Ñuñoa son furor, en Vitacura se modifican por el propio paladar de los consumidores y la propuesta de esa sucursal, un salón de té.
Legado y futuro
Con más de medio siglo de tradición, esta clásica pastelería se proyecta con optimismo. En su área, Francisco Rebaza visualiza un crecimiento sostenido, con planes de ampliar la gama de sabores y el espacio de atención al cliente.

“Nuestro objetivo es seguir innovando y ofreciendo productos que satisfagan las necesidades de todos los públicos. Amo lo que hago, y eso se refleja en cada helado que producimos”, puntualiza.
De esta manera, Mozart espera seguir marcando la pauta no solo en la repostería chilena, sino que también en el segmento de la gelatería, un terreno donde ya tienen 30 años de experiencia. Con su compromiso inquebrantable con la calidad, este icónico establecimiento seguirá conquistando a sus clientes y asegurando su lugar en la historia gastronómica del país.
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