RESCATAR LA TRADICIÓN Por Marcelo Gálvez Presidente de Fechipan
Mantener el valor y la calidad de la panadería tradicional, es un desafío y una responsabilidad que tenemos todos los industriales del sector.
La relevancia que este tema representa para los consumidores y para poder competir adecuadamente en un mercado cambiante, dinámico y cada día más informado, es un elemento que hoy tiene una trascendencia mucho más allá de lo que a veces imaginamos o percibimos.
¿Por qué es importante para cualquier actividad mantener sus pilares tradicionales? Porque ello nos conecta con nuestra historia, nuestra cultura y nuestra comunidad, dándonos un sentido de identidad en un mundo en permanente evolución.
En ese escenario, debemos esforzarnos por rescatar lo mejor de lo nuestro, elaborando productos que probadamente son del gusto de los compradores y que deben respetar las recetas heredadas con estricta devoción.
A su vez, no podemos perder de vista la necesaria e imprescindible profesionalización del rubro, que pasa por una permanente capacitación tanto para los trabajadores como para quienes deben gestionar el negocio, así como por tomar clara nota de lo que marcan las tendencias para sostener con vida a la panadería artesana.
Lo anterior nos lleva a la necesidad de estandarizar la producción y las recetas, como una forma de resguardar la excelencia de lo que ofrecemos. Este es un método que no sólo respaldará la decisión de compra del cliente, sino que también nos dará la certeza de estar brindando lo mejor a quienes nos prefieren.
Para eso, actividades como el concurso para elegir la mejor marraqueta, que se ha extendido en los últimos años por varias regiones del país, son herramientas que apuntan en esa dirección y que vienen a potenciar un trabajo que no podemos dejar de lado en esta desafiante etapa que el mercado nos impone.
Debemos fortalecer ésta y otras iniciativas que vayan en el camino referido, de manera de conseguir que, a lo largo y ancho de nuestro territorio, seamos capaces de entregar productos de máxima calidad, sin que quepa dudas de que la panadería tradicional es un actor que por sus particulares características, no tiene competencia en su segmento a la hora de satisfacer adecuadamente las necesidades alimentarias de las actuales y futuras generaciones de consumidores.
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